Las condiciones de la vivienda estaban por debajo de las que los emigrantes admitirían en España, pero no querían invertir más de lo imprescindible porque su principal interés era ahorrar. En ocasiones vivían muchos años hacinados en los países de inmigración, mientras sus ahorros iban destinados a la compra de una casa en España que no disfrutaban.
- Los solteros o los casados que estaban solos vivían en su mayoría enbarracones construidos por las fábricas y compartían habitación con otros emigrantes. Eran cientos de hombres aislados en régimen cuartelario: sin posibilidad de recibir visitas, ni de llevar comida a las habitaciones y con hora de llegada nocturna. En ocasiones los que cuidaban las instalaciones se convertían en vigilantes de la empresa y controlaban si las bajas por enfermedad eran aparentes o reales. En estas condiciones eran frecuentes los problemas de alcoholismo y las enfermedades venéreas provocadas por las relaciones con prostitutas.
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Foto José Gutiérrez
La peor situación era la de los temporeros
" Se calcula que unos 200.000 trabajadores temporeros están prácticamente acuartelados y concentrados en viejas viviendas condenadas a la demolición o en "barracas de piedra", sin la menor salubridad, dándose frecuentemente el caso de que el patrón retiene del salario del trabajador el alquiler de su vivienda. El alquiler de un apartamento de cuatro habitaciones normalmente suele costar 150 francos mensuales, pero alquilándolo a temporeros puede rentar 1120 francos a razón de cuatro camas por habitación y 70 francos por cama"
J. González Anleo. Una aventura solitaria: la emigración española a Suiza.
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- Una segunda posibilidad era vivir en habitaciones alquiladas de casas particulares, aunque no resultaba fácil si no estaban avalados por una persona del país. Tampoco suponía una mejora sustancial en la calidad de vida: solían estar en barrios degradados; tenían el agua y los servicios sanitarios comunes para toda una planta; se solía compartir habitación con otro u otros emigrantes y para colmo los precios eran abusivos. En tercer lugar solían vivir en habitaciones amuebladas y hoteles viejos. Las condiciones eran algo mejores, al menos había mayor intimidad, aunque no siempre tuvieran permiso para cocinar o llevar niños.
- Era la modalidad más usada por las familias españolas en Francia, el 64%. En ocasiones la conseguía la mujer a través de su trabajo como empleada del hogar, por lo que las familias aguantaban lo que podían por temor a que sus protestas supusieran además la pérdida del empleo.
- Otra posibilidad era vivir en casas alquiladas independientes.
- En Alemania era muy frecuente entre las familias. Solían tener una superficie de 52 metros cuadrados y vivían entre tres y cuatro personas. La renta de alquiler era asumible si trabaja más de una persona en la casa, ya que representa entre el 10 y el 20% de los ingresos conjuntos del matrimonio.
- La mejor situación se daba cuando conseguían una casa de protección oficial, pese a que las construcciones eran de mala calidad. Pero este caso no era muy frecuente porque la oferta pública era escasa e incluso, aunque no haya discriminación por ser inmigrante en la concesión de las viviendas, el desconocimiento del idioma hacía que perdieran muchas oportunidades:
- En Francia (1975) vivían en este tipo.
Los niños en las escuelas.
" Los hijos de los emigrantes encuentran aquí un grave problema, no son más tontos ni menos que los otros, pero tienen una gran incapacidad para aprender, provocada por la inseguridad en que viven sus padres. Cuando el niño llega a casa de la escuela, no encuentra a sus padres que deben hacer horas extras y cuando vuelven les oyen hablar de si se van dentro de dos meses, de que si el piso..., en definitiva no hay tranquilidad y toda esa tensión y esta problemática la lleva el niño a la escuela y así el niño no puede aprender"
A. Garmendia, La emigración española en la encrucijada.
Marco general de la emigración de retorno
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Los más afectados por la emigración fueron los niños, tanto si se quedaron en España como si emigraron con sus padres.
- Cuando se desplazaba el padre solo soportaban carencias económicas y afectivas. Con el paso de los años la única relación que les unía a su padre era la dependencia económica.
- Afectivamente la situación empeoraba si emigraba el matrimonio y ellos quedaban al cuidado de los abuelos o la familia. Aparte de las carencias afectivas, en ocasiones era difícil darles una formación suficiente.
- La mejor situación se daba cuando emigraban con sus padres, aunque tampoco esto les liberara de tensiones:
- Eran más capaces de adaptarse al país, pero tenían dificultad en aprender el idioma (sobre todo en los países de lengua alemana) e insertarse en el sistema educativo.
- Solían tener un bajo rendimiento académico, que en la escuela se achacaba a un nivel cultural más bajo o a un inferior nivel intelectual, aunque en la mayoría de los casos se debía a la situación social de la familia, sobre todo a la incertidumbre del trabajo de los padres.
- Las notas mediocres les confirmaba lo que se pensaba en la escuela de ellos: que no tenían capacidades suficientes para ocupar ciertos cargos en la sociedad.
La salud de los emigrantes.
Pese a que en los países receptores tenían un sistema sanitario mucho mejor que el español, las malas condiciones higiénicas y alimentarias influyeron en una mayor frecuencia de enfermedades entre los emigrantes, tanto con respecto a los habitantes del país receptor como a la población española.
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Entre las enfermedades más frecuentes se encontraban :
- La tuberculosis, enfermedad de la miseria socia. En Francia afecta a un 10% de los emigrantes y sólo al 3% de los autóctonos.
- Las enfermedades venéreas promovidas por el aislamiento, el extrañamiento del país y la falta de recursos para establecer relaciones afectivas estables. En Francia tenían esa enfermedad el 2% de los franceses y el 4% de los extranjeros.
- Raquitismo en los niños por la mala nutrición, favorecida por la mala adaptación a las comidas de estos países.
- Mentales: depresiones, accidentes de trabajo (representan entre el 30 y 40% de los trabajadores y tienen el doble de accidentes que los del país), alcoholismo, agresividad y delincuencia. Los mayores índices de delincuencia se dan entre los hijos de los inmigrantes que, pese a haber tenido algún tipo de escolarización en el país, no consiguen integrarse y desarrollan una mayor agresividad.
El ocio.
El emigrante renunciaba a la vida normal en el presente, pensando solo en la comodidad que alcanzaría en su país en un futuro próximo:
- Las horas libres eran pocas, ya que siempre estaba dispuesto al pluriempleo y a las horas extraordinarias. De esta forma el cansancio se acumulaba durante la semana y le restaba energía para divertirse los días de fiesta.
- Tampoco le sobraba el dinero, ya que lo guardaba para mandar a España, o para venir de vacaciones.
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