Consejería de Educación de la Junta de Andalucía

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lunes, 20 de mayo de 2013

La vida de los emigrantes en Europa

La vida de los emigrantes en Europa

La sensación de que vivían en una situación transitoria fue uno de los factores que más dificultó su adaptación en los países receptores:

  • Los españoles no se esforzaban en conocer los hábitos o la cultura de esos países, y su contacto con la población autóctona era prácticamente nula, sobre todo si no vivían en familia (el contacto entre los niños españoles y los del país de acogida fue mayor, y a veces transcendía a las familias).
  • La promoción profesional, que podría haber estimulado la adaptación al país, no era fácil de conseguir. La mayoría de los trabajadores empezaron en las fábricas de peones, pero con los años adquirieron una cualificación derivada de su función en la fábrica. Esta cualificación no estaba avalada por ningún título, por lo que sólo les servía para la promoción interna en su trabajo, y les impedía buscar trabajo en otras empresas.
  • Tampoco las autoridades de los países receptores se esforzaban mucho en integrar a los inmigrantes. En Francia por ejemplo legislaron a favor de la construcción de viviendas sociales para los inmigrantes, pero se dejaba la iniciativa a los empresarios, que en la mayoría de los casos no estaban interesados en reducir sus beneficios para favorecer a  un personal eventual. 
  • Y el Consejo de Europa mostraba un interés relativo hacia los problemas de la inmigración: recomendaba que se favorecieran los contactos entre el inmigrante y sus familiares, pero no apostaba por la reagrupación familiar; también instaba a los empresarios para que fomentasen el  conocimiento del idioma y de la cultura del país receptor, pero no impulsó ninguna acción propia en este sentido.

    Los emigrantes de los años sesenta son los que menos necesidad tuvieron de crear instituciones u órganos de difusión propios. A ello contribuyeron dos circunstancias: la creencia de que la emigración iba a durar pocos años; y el tipo de sociedad que se encontraron en los países receptores:

    El tiempo de permanencia

    El modelo de sociedad de los países receptores

    • Los emigrantes de la primera mitad del siglo se desplazaban a América por periodos largos y no podían regresar a España durante todo el tiempo de emigración; por ello añoraban más a  su país y creaban asociaciones por regiones, o incluso pueblos; publicaciones periódicas, etc.
    • Los emigrantes de los sesenta tenían contratos renovables cada año y, por su cercanía a España, las mejoras en los transportes, y las vacaciones pagadas, solían volver cada año a este país. Muchos pensaban que su estancia iba a ser muy corta y renunciaron a vivir con normalidad en los países de acogida: vivían en un país, pero pensaban en el otro.
    • En los años setenta quedaban mucho emigrantes en Francia, Alemania y Suiza. Estos grupos si crearon Asociaciones de Españoles Emigrantes, aunque sus funciones eran de menor entidad que las creadas en América.
    • Los emigrantes de principios de siglo tuvieron que organizar asilos, hospitales y escuelas, porque en los países a los que emigraron no existían estos servicios con carácter gratuito, ni ninguna posibilidad de obtener ayuda de las autoridades españolas.
    •  La Europa a la que emigraron los españoles en los sesenta tenía como uno de sus principales retos construir la sociedad delPolítica económica y social establecida en los países europeos más desarrollados después de la Segunda Guerra Mundial. Su principal objetivo es universalizar los servicios públicos básicos: sanidad, educación y vivienda a toda la población del país a través de la inversión pública., de ahí que fuesen gratuitos los servicios sanitarios y educativos, incluso  para los inmigrantes. 
    • Además el gobierno español se preocupó de mantener viva la presencia de España entre los inmigrantes creando instituciones especiales de representación en los principales países de inmigración: Agregadurías adjuntas a las Embajadas; Oficinas de información laboral; Centros de Estudios con la programación española y en español; y Casas de España.

    Las condiciones de la vivienda estaban por debajo de las que los emigrantes admitirían en España, pero no querían invertir más de lo imprescindible porque su principal interés era ahorrar. En ocasiones vivían muchos años hacinados en los países de inmigración, mientras sus ahorros iban destinados a la compra de una casa en España que no disfrutaban. 
    • Los solteros o los casados que estaban solos vivían en su mayoría enbarracones construidos por las fábricas  y compartían habitación con otros emigrantes. Eran cientos de hombres aislados en régimen cuartelario: sin posibilidad de recibir visitas, ni de llevar comida a las habitaciones y con hora de llegada nocturna. En ocasiones los que cuidaban las instalaciones se convertían en vigilantes de la empresa y controlaban si las bajas por enfermedad eran aparentes o reales. En estas condiciones eran frecuentes los problemas de alcoholismo y las enfermedades venéreas provocadas por las relaciones con prostitutas.
    Barracones en Eindhoven, Holanda
    Foto José Gutiérrez

    La peor situación era la de los temporeros

    " Se calcula que unos 200.000 trabajadores temporeros están prácticamente acuartelados y concentrados en viejas viviendas condenadas a la demolición o en "barracas de piedra", sin la menor salubridad, dándose frecuentemente el caso de que el patrón retiene del salario del trabajador el alquiler de su vivienda. El alquiler de un apartamento de cuatro habitaciones normalmente suele costar 150 francos mensuales, pero alquilándolo a temporeros puede rentar 1120 francos a razón de cuatro camas por habitación y 70 francos por cama"  
    J. González Anleo. Una aventura solitaria: la emigración española a Suiza.
    • Una segunda posibilidad era vivir en habitaciones alquiladas de casas particulares, aunque no resultaba fácil si no estaban avalados por una persona del país. Tampoco suponía una mejora sustancial en la calidad de vida: solían estar en barrios degradados; tenían el agua y los servicios sanitarios comunes para toda una planta; se solía compartir habitación con otro u otros emigrantes y para colmo los precios eran abusivos. En tercer lugar solían vivir en habitaciones amuebladas y  hoteles viejos. Las condiciones eran algo mejores, al menos había mayor intimidad, aunque no siempre tuvieran permiso para cocinar o llevar niños.
      • Era la modalidad más usada por las familias españolas en Francia, el 64%. En ocasiones la conseguía la mujer a través de su trabajo como empleada del hogar, por lo que las familias aguantaban lo que podían por temor a que sus protestas supusieran además la pérdida del empleo.
    • Otra posibilidad era vivir en casas alquiladas independientes.
      • En Alemania era muy frecuente entre las familias. Solían tener una superficie de 52 metros cuadrados y vivían entre tres y cuatro personas. La renta de alquiler era asumible si trabaja más de una persona en la casa, ya que representa entre el 10 y el 20% de los ingresos conjuntos del matrimonio.
    • La mejor situación se daba cuando conseguían una casa de protección oficial, pese a que las construcciones eran de mala calidad. Pero este caso no era muy frecuente porque la oferta pública era escasa e incluso, aunque no haya discriminación por ser inmigrante en la concesión de las viviendas, el  desconocimiento del idioma hacía que perdieran muchas oportunidades:
      • En Francia (1975) vivían en este tipo.

    Los niños en las escuelas.



    " Los hijos de los emigrantes encuentran aquí un grave problema, no son más tontos ni menos que los otros, pero tienen una gran incapacidad para aprender, provocada por la inseguridad en que viven sus padres. Cuando el niño llega a casa de la escuela, no encuentra a sus padres que deben hacer horas extras y cuando vuelven les oyen hablar de si se van dentro de dos meses, de que si el piso..., en definitiva no hay tranquilidad y toda esa tensión y esta problemática la lleva el niño a la escuela y así el niño no puede aprender" 
    A. Garmendia, La emigración española en la encrucijada. 
    Marco general de la emigración de retorno
    Los más afectados por la emigración fueron los niños, tanto si se quedaron en España como si emigraron con sus padres.
    • Cuando se desplazaba el padre solo soportaban carencias económicas y afectivas. Con el paso de los años la única relación que les unía a su padre  era la dependencia económica.
    • Afectivamente la situación empeoraba si emigraba el matrimonio y ellos quedaban al cuidado de los abuelos o la familia. Aparte de las carencias afectivas, en ocasiones era difícil darles una formación suficiente.
    • La mejor situación se daba cuando emigraban con sus padres, aunque tampoco esto les liberara de tensiones:
      • Eran más capaces de adaptarse al país, pero tenían dificultad en aprender el idioma (sobre todo en los países de lengua alemana) e insertarse en el sistema educativo.
      • Solían tener un bajo rendimiento académico, que en la escuela se achacaba a un nivel cultural más bajo o a un inferior nivel intelectual, aunque en la mayoría de los casos se debía a la situación social de la familia, sobre todo a la incertidumbre del trabajo de los padres.
      • Las notas mediocres les confirmaba lo que se pensaba en la escuela de ellos: que no tenían capacidades suficientes para ocupar ciertos cargos en la sociedad.

    La salud de los emigrantes.

    Pese a que en los países receptores tenían un sistema sanitario mucho mejor que el español, las malas condiciones higiénicas y alimentarias influyeron en una mayor frecuencia de enfermedades entre los emigrantes, tanto con respecto a los habitantes del país receptor como a la población española.

     Entre las enfermedades más frecuentes se encontraban : 
    • La tuberculosis, enfermedad de la miseria socia. En Francia afecta a un 10% de los emigrantes y sólo al 3% de los autóctonos.
    • Las enfermedades venéreas promovidas por el aislamiento, el extrañamiento del país y la falta de recursos para establecer relaciones afectivas estables. En Francia tenían esa enfermedad el 2% de los franceses y el 4% de los extranjeros.
    • Raquitismo en los niños por la mala nutrición, favorecida por la mala adaptación a las comidas de estos países.
    • Mentales: depresiones, accidentes de trabajo (representan entre el 30 y 40% de los trabajadores y tienen el doble de accidentes que los del país), alcoholismo, agresividad y delincuencia. Los mayores índices de delincuencia se dan entre los hijos de los inmigrantes que, pese a haber tenido algún tipo de escolarización en el país, no consiguen integrarse y desarrollan una mayor agresividad.

      El ocio.


      El emigrante renunciaba a la vida normal en el presente, pensando solo en la comodidad que alcanzaría en su país en un futuro próximo:
      • Las horas libres eran pocas, ya que siempre estaba dispuesto al pluriempleo y a las horas extraordinarias. De esta forma el cansancio se acumulaba durante la semana y le restaba energía para divertirse los días de fiesta.
      • Tampoco le sobraba el dinero, ya que lo guardaba para mandar a España, o para venir de vacaciones.


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